jueves, 25 de agosto de 2011

EL INSTITUTO “ERMITA DEL TOLOLAR”. IMPRESIONES

Experiencias de voluntarios en León. Verano 2011. Manuel Hernández Martínez.

Segunda parte.

A través de Luz Marina Miguel me hace llegar dos películas de Buñuel y me replanteo la posibilidad de que conozcan a través de ellas al cineasta en los grupos de mayores. Esto es muy estimulante: al igual que probablemente fuimos los únicos españoles en ver los nichos de Sutiava, seguramente será por mí que vean El perro andaluz estos alumnos nicaragüenses.

El jueves 11 es el “Día D” primero de mi estancia en el Instituto. Es el primer día del segundo turno aquí, por lo tanto tengo que empezar a recoger la tarea, a “cosechar el fruto”, es la segunda sesión, tras la primera de explicación me espera la segunda donde observo y corrijo los borradores de lo que han realizado los alumnos. En una tercera será la cosecha definitiva. Pero la primera de las sesiones, con 10º, los penúltimos mayores, lo que sería 4º de ESO, por edad, no han hecho la tarea: de 37 hay solo cuatro alumnos que han hecho la tarea a medias (Rodrigo, Ramón, Alcides, Maimo: curiosamente sólo chicos cuando la teoría es que trabajan y participan más las chicas). Tenían que escribir una noticia y un artículo de opinión. Solo cuatro han escrito una especia de entradilla de una noticia, y de estas solo una noticia es valiosa la misma en los dos- sobre la construcción de la Biblioteca del Instituto. La presencia del profesor en principio facilita mi trabajo para que estén atentos, pero ahora se ha enfadado y les ha puesto negativo a los 33 alumnos que no han hecho la tarea. Mal. No quiero que guarden mal recuerdo mío, al menos que no guarden ningún recuerdo, de esta manera, y a pesar de las justificadas y merecidas reconvenciones del profesor, creo que van a recordar mi presencia de forma odiosa.

Menos mal que en octavo, donde la tarea era más abierta para adaptarla a su edad, ha participado la mayoría, y aunque todos han hecho prácticamente lo mismo, un poema, la segunda persona que lo ha leído, Ana Yancy, sobre su diario, me ha encantado: terapia de escritura en verso. También leen sus poemas Carla, Claudia, Luis, Yanelis, Damaris, Elías, Nelvi, Diana, Medal y sus noticias Josep, Juan, Jasson y Alejandra. Antes de empezar la clase ha venido Miguel a advertirme que había que acabar antes, pero por fortuna se ha retrasado la recogida, como es habitual por aquí (aunque al final sale todo, todo lo previsto se hace). No sabía cuándo tendría que acabar la clase, les he metido prisa en la presentación de su borrador y ha seguido quedando tiempo. He cogido el libro de Federico García Lorca que llevo y he vuelto a leer, pero por primera vez en esta clase: “Córdoba / lejana y sola”. Les he explicado las metáforas, las que hay en este poema. He sentido que algo transmitía, que me atendían algunos: que estaba leyendo a Lorca, un poema de Lorca, a jóvenes del Instituto “Ermita de El Tololar”, en la zona noroeste de León, Nicaragua, a una semana antes de que se celebren los 75 años de su asesinato. Y lo escuchan chicos y chicas que acaban de hacer sus propios poemas. Quizá alguno a aprendido algo para su escritura, yo les he leído a Lorca como mejor he podido.

Cuando regreso a las aulas, con bastantes ganas, el martes me toca el grupo de 7ºA y poquitos han realizado de nuevo la tarea. Escriben en la pizarra sus definiciones de ríos, flora, fauna y biografías Larry, Orestes, Joennis, Jeffrish, de 31 solo 5. Las corregimos los emplazo para el último día. Seguidamente en 8º B, donde faltan alumnos, se supone que por la “goma” o resaca de la fiesta que se tomaron el día anterior –aunque a algunos los trae el profesor, el invariable Luis, que llega un rato después de empezada la clase y mete a varios en el aula, José, sobre todo, y Alexander, Josué y Carlos leen unos cuantos refranes que comentamos y les pido que añadan su explicación como texto expositivo. Los demás se comprometen para traer la tarea el próximo día, con el tipo de texto que van a realizar y el tema.

Al salir, prestos ya para la fiesta de despedida de los cuatro primeros cooperantes, la directora me pide reajustar el horario de mis clases. Frente a la propuesta anterior –que mis intervenciones fueran en la clase de Educación Física, por la “saturación” de contenidos en las otras materias…-, ahora los profesores guía –tutores- desean acompañarme en alguna de sus clases. Intento reajustar respetando mi deseo estimulante de proyectar en 10º y 11º las películas facilitadas por Miguel de Buñuel. Aprovecho para recabar datos: son 255 alumnos más 18 de preescolar, y 15 profesores más 3 de preescolar. Como siempre seguro que sale todo, aunque me cuesta un rato reorganizar el horario. Vamos a la fiesta, no sin antes preparar el cañón, solicitar el portátil y hacerme de nuevo el simpático pesado con el profesor de computación, Héctor, para que me eche una mano si no funciona algún aparato.

La fiesta: ya he comentado en mi diario las emociones y sencillez y cariño a raudales –mucho tiempo de baile y la música muy alta-, pero estos chicos han dejado huella en padres, profesores y alumnos. La cosa negativa: veo en la sala a unos nueve profesores y a una docena escasa de alumnos. El resto no está. ¿Es un punto de vista muy occidental, productivo, estresante, decir que cualquier motivo es bueno para dejar de dar clase? Sin embargo, en la fiesta vespertina de despedida, en casa de Damaris, con jóvenes de Palo de Lapa que les dedican a Pablo y Pilar, Lara y Joaquín, una chica me dice que la pospuesta fiesta de elección de Miss del instituto la van a hacer el sábado 20. Eso está muy bien, ya no se interrumpen las clases, A ella y a una de las chicas promotoras que vi en la reunión del equipo de “Promotores de Paz y Convivencia” les comento –como no puedo dejar de ser como soy- que, ya que tienen esa sensibilidad ante la violencia de género y la igualdad de sexos, o bien dejen de hacer esa fiesta que tiene un evidente componente machista o que hagan también una de Mister en el instituto.

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